Preguntó Miguel de Cervantes: "¿acaso es malgastar el tiempo el viajar por el mundo?".

También en autobús. Fila ordenada, obediente y colorida en las dársenas. Autobuses fondeados como balleneras a punto de anunciarse para partir. Resulta que: si bien se quiere, como se querrá, conocer la ruta de los más extensos pantanos extremeños (Orellana, Alange, Proserpina, Peña del Aguila...) se querría, pero no se puede ir en autobús. Primer y sencillo asunto.

Resutla que: si bien se prefiera ir a Guadalupe, y volver en el mismo día, tampoco, desde las dos capitales autonómicas más importantes. Sencillo y segundo asunto.

Resulta que: si se escoge ir a Portugal más cercano, Elvas, --Badajoz sí va allí a diario-- Marvao, Portalegre, Campo Maior, en autobús, ni cada dos días, ni cada semana. No en autobús, no en un servicio público con capacidad para muchos pasajeros que hace un largo recorrido. Tercera y elemental cuestión.

La belleza singular de los pantanos llenos de agua dulce por carreteras de espectaculares verdes o amarillos; la grandiosidad de Guadalupe para ir un ratito intenso a ver una virgencita querida o la oportunidad de ser vecinos de otro país y visitar sus cafés al atardecer, de momento, de momento, resulta que esos viajeros, querido autobús, se quedan en tierra. Vagabundeando con sus nostalgias. Bien, sí, alto ahí: pero el progreso no se detiene.

Maria Francisca Ruano **

Cáceres