Evidentemente las ganó el PSOE: 38 diputados a la Asamblea de Extremadura frente a 27 del PP-EU no dejan margen para la duda. Pero esta contestación habrá que ampliarla/completarla si nos hacemos una segunda pregunta: ¿Por qué se ganaron y con ese margen de diferencia que amplía los de precedentes elecciones?

Muchos factores y circunstancias influyen en la decisión del ciudadano a la hora de depositar su voto, de ahí que no se pueda resolver la cuestión con una simplista contestación. En este caso, por ejemplo, el motivo de la subida de apoyo electoral que recibe la candidatura socialista, puede ser debido a que IU no alcanza el 5% exigido para entrar en la Asamblea de Extremadura. Pero pueden existir otras concausas.

A mi juicio, fue determinante en ese resultado electoral la labor de gobierno de la Junta de Extremadura durante estos últimos cuatro años, y el de todas las legislaturas desde junio de 1983. Existe una percepción muy generalizada entre la ciudadanía de que se hizo una buena gobernanza durante estos años, de que la Junta realizó una eficaz y satisfactoria labor en beneficio de los intereses de esta comunidad autónoma y que los resultados son ostensibles, están ahí, a la vista de todos. Y quien capitaliza toda esa labor es el presidente Rodríguez Ibarra, porque él personifica toda esa acción de gobierno. Más allá de fanatismos, posiciones político-ideológicas y de agravios personales que impiden ser ecuánimes, el ya expresidente supo ganarse durante esta larga trayectoria en ese cargo el reconocimiento de político honesto, leal, valiente y tesonero defensor de los intereses de Extremadura. Por eso, fuera de las fobias y las filias que siempre cosecha quien tiene que tomar decisiones importantes que afectan directa o indirectamente a los ciudadanos, estos, en general, se sienten próximos a él. Porque no se le puede negar que puso en el desempeño de presidente de esta comunidad autónoma autenticidad, esfuerzo, capacidad y hombría de bien. Desde cualquier posicionamiento político se sabe que antepuso siempre y en todo caso los intereses de Extremadura a cualesquiera otro, incluso a los de partido y a los electoralistas.

Guillermo Fernández Vara fue un buen candidato, pero el efecto Ibarra fue determinante para que el PSOE consiguiera 38 diputados. De manera que obligándome a dar contestación al título que encabeza estas líneas con una sola frase, diría que fue Juan Carlos Rodríguez Ibarra quien ganó estas elecciones.

Y ese reconocimiento de su labor, ahora que deja el cargo, alejado de despachos y actos oficiales, estoy seguro que lo va a percibir en el trato con la gente en forma de simpatía, respeto y proximidad humana. Claro que él tendrá que colaborar defendiéndose de la timidez y del punto de desconfianza que le es propio en algunas ocasiones.

*Expresidente de la Asamblea de Extremadura