WEwl Congreso aprobó ayer la ley orgánica de la educación (LOE) por 181 votos a favor, 133 en contra --los del PP-- y 12 abstenciones, que incluyen sorprendentemente a CiU por la presencia de un representante municipal en los consejos escolares de los centros concertados. Se trata de la quinta reforma educativa de la democracia.

El nuevo texto suprime los aspectos más confesionales de la ley orgánica de calidad de la enseñanza (LOCE) que no llegó a entrar en vigor, como el valor académico de la asignatura de Religión, mejora la tutela pública de la escuela concertada y deja un amplio margen de actuación a las autonomías.

El PP organizó desde el principio la batalla contra la LOE como un instrumento para desgastar al Gobierno. Se sumaron a la operación la Conferencia Episcopal, las asociaciones católicas de padres de alumnos y, durante un tiempo, las escuelas religiosas. Pero el tono moderado de la argumentación de ayer del voto en contra del propio PP, que no amenazó con una futura reforma, confirma que, en su día, la manifestación contra la LOE sólo fue un arma política. El sistema educativo necesita recobrar estabilidad y serenidad para ser más eficaz y combatir el fracaso escolar.