Todos se acordarán de la exitosa película protagonizada por Bruce Willis, El sexto sentido, y que trataba de fantasmas que no podían «jubilarse» por así decirlo, y que eran ayudados por un niño que asustado decía «en ocasiones veo muertos». Al parecer, nuestro ministerio de Hacienda se está planteando, a raíz de una propuesta sindical, recompensar a los funcionarios y empleados públicos «veteranos» con un plus de 100 euros a partir del quinto trienio, es decir con más de quince años y además pretende que sea de aplicación ya en 2018.

Cómo ha cambiado la película de un año para otro, se preguntará más de uno. Apenas hace unos meses nos enteramos de un acuerdo salarial vendido como la panacea pero que en realidad recuperará bien poco del poder adquisitivo perdido de funcionarios y empleados públicos que por si no lo sabían, no será igual para todos, dependerá de cada comunidad autónoma.

Fíjense si esto es así que hasta los propios firmantes del acuerdo, excepto Montoro, justo después de la firma, han vuelto a exigir subidas salariales para los mismos beneficiarios del acuerdo. Si alguien lo entiende que me lo explique.

Lo conocido por ahora es que a las subidas salariales fijas hasta el 2020 se puede sumar la de los 100 euros, incrementando la subida pactada del 1,75 al 1,95 para 2018. Sin embargo, estas prisas, buena disposición y repentino interés en subidas salariales con la sonrisa y complicidad benevolente del Ministro de Hacienda, cuando menos, es extraña. Quizás todo este galimatías de subidas repentinas pueda tener una lectura poco conocida, y es el plan económico enviado a Bruselas, concretamente el apartado de ingresos para el año tributario del 2019.

La tan conocida subida salarial es compartida, pues sale del conjunto de las administraciones públicas, esto es, administración central, comunidades autónomas, corporaciones locales y Seguridad Social, pero la recaudación por el alza en los salarios es central, el IRPF.

Si tenemos en cuenta la precariedad laboral y salarial de la mayoría de los nuevos cotizantes más la brecha cada vez mayor entre las altas y bajas a la seguridad social, es decir, nuevos afiliados y jubilados, en un país cada vez más envejecido, el ingreso seguro y que debe mejorar las arcas del Estado es precisamente subir los salarios medios de aquellos que el Estado, en su gran mayoría, no tiene que pagar directamente, pues dicho pago depende de las autonomías pero que recaudará de cada uno de ellos a través del IRPF.

Fuera como fuese, lo cierto es que parece que por fin el Gobierno está dispuesto a subir salarios, repito, totalmente insuficiente para recuperar el poder adquisitivo perdido y que todavía tiene solución a través de la negociación, pero de una buena negociación.

Y es que si los presupuestos europeos para el 2019 de Montoro presumen de un sexto sentido, económico, no duden que alguno en Bruselas, viéndolo sonreír en esta ocasión... vea muertos.