Cuando una persona, una organización o una ciudad no sabe a donde va, puede terminar en cualquier sitio». Esta conocida afirmación puede ser aplicada en estos momentos a la ciudad de Cáceres. Digo esto porque, con el revuelo formado alrededor del proyecto minero-industrial de la mina de litio de Valdeflorez, se están escuchando todo tipo de modelos de ciudad a las que unos y otros nos quieren llevar.

Analizando sectorialmente el impacto que la crisis ha dejado en los distintos sectores productivos, podemos confirmar que ha sido la industria la que mejor se ha comportado; tanto en el mantenimiento de los empleos, como en el mantenimiento del poder adquisitivo de sus trabajadores. Por poner ejemplos concretos de los que conozco los datos, en Catelsa Cáceres no solamente no se ha perdido poder adquisitivo durante la crisis, sino que éste ha mejorado en 8,8 puntos en el periodo diciembre 2007-diciembre 2017, mientras que el sueldo del nivel B ha subido un 20% en este periodo, el IPC en Extremadura se ha incrementado un 11,2%, según fuentes del INE.

En el documento RIS 3 de la Estrategia Inteligente de Extremadura en 2014 se fija un objetivo fundamental para resolver el problema del paro endémico de nuestra región y es el de incrementar la participación del sector Industrial no energético en nuestro PIB, pasando de un 6,5% actual a un 11% en 2020, a dos años de cumplirse el plazo seguimos estancados en un 7%.

Si todos estamos de acuerdo que sin industria no vamos a salir de la situación de marginación y desempleo en la que vivimos, ¿por qué se adopta siempre una posición de animadversión a la mayoría de los pocos proyectos industriales que se nos presentan, tanto por una parte de la sociedad como de nuestros políticos?

El pasado miércoles he vivido en Catelsa Cáceres una situación que me ha retrotraído cuarenta años atrás. Entonces un grupo de etarras venidos del País Vasco junto con algunos activistas locales se manifestaban a las puertas de la fábrica para que no fabricáramos unas piezas destinadas al modelo Fiesta que Ford debía comenzar a producir porque el proveedor oficial de las mismas era una empresa vasca que estaba en huelga desde hacía mas de un mes. Hoy un grupo del ‘No a la Mina’ y ‘Salvemos la Montaña’ se ha colocado en la puerta de la fábrica para hacer público su mensaje. Cualquier imagen que hubiera trascendido de esta concentración frente a la única empresa industrial que existe en Cáceres, habría impactado muy negativamente a cualquier inversor que estuviera pensando instalarse en nuestra ciudad. ¿Cómo podemos pretender que Tesla se plantee siquiera incluirnos entre sus posibles alternativas si adoptamos este tipo de actitudes?

Nos podemos preguntar también, ¿donde estaban estos colectivos amantes de la Montaña cuando hace un año se decidió cambiar el túnel de la variante este por una trinchera de mas de 800 metros de longitud en la parte mas visible de la misma? ¡y a 300 metros de la ciudad Monumental!, lo que además de generar una cicatriz en la zona delantera de la Montaña producirá en la construcción mucho mas polvo y ruidos para la ciudad que la mina.

Parece que lo que se propone como salida de esta encrucijada para Cáceres es esperar que el turismo y los servicios resuelvan el tema. Con todos mis respetos hacia esa propuesta, me pregunto ¿que tipo de empleos se podrán ofrecer a los 10.000 parados de la ciudad con solo esos sectores?; ¿empleos precarios de extras de series de televisión? o ¿ camareros y guías para los fines de semana y periodos punta de visitantes? No creo que sea esto lo que desearían para sí mismo los que tanto protestan ahora.

Yo no sé si se terminará explotando la mina y si se conseguirán que vengan fabricantes de baterías o coches eléctricos a nuestra ciudad, lo que sí sé es que con estas actitudes lo mas probable es que lleguemos a ninguna parte.