Me congratula que impere el sentido común y dejemos atrás el incordio de adelantar y atrasar los relojes. ¿Pero qué horario escoger?

Teniendo en cuenta el ritmo circadiano -nuestro singular reloj interno que controla la cadencia de vigilia y sueño-, el ciclo día y noche y la longitud de España en el mapa, deberíamos adoptar el huso horario de Greenwich y no el de Europa Central, por tanto, sería más racional igualar nuestra hora con la del Reino Unido y Portugal, y que las islas Canarias pasaran a ser Greenwich -1.

Si no se tocara el reloj, se darían situaciones tan absurdas como que en invierno en A Coruña, los niños irían al colegio de noche -el sol saldría a las 10.06- y en verano a la cama de día -se pondría a las 22.18 horas-.

¡Ah! Y la razón más poderosa: tenemos que recuperar la hora que nos robaron a finales de marzo.