WCw on casi dos años de antelación, el líder del PP, Mariano Rajoy, ha dado por sentado que el actual presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, será de nuevo candidato al cargo en las elecciones de mayo del 2011. En un partido tan centralizado como el PP, que su presidente manifieste no tener "la más mínima duda" de esa candidatura equivale a dar el caso por cerrado. Pero lo más relevante del anuncio de Rajoy no es esa exhibición de jerarquía en sí misma, sino el momento en que se produce: unas semanas después de que Camps haya sido exonerado del caso Gürtel por el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, cuando inmediatamente antes de esa decisión judicial la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, se manifestaba con gran prudencia sobre la revalidación de la candidatura de Camps. La interpretación cabal de esa modificación del ritmo es que el PP quiere confirmar a Camps antes de que el Supremo se pronuncie sobre los recursos contra la exoneración del presidente valenciano. Si, dentro de un tiempo, las hipotéticas pesquisas del alto tribunal resultasen perjudiciales para Camps, el PP tendría más difícil en ese momento, en términos de imagen política, revalidar la confianza en su dirigente valenciano. El PP sigue convencido, pues, de que Camps no cometió ningún cohecho y lo avala de nuevo, pero eso en nada condiciona la actuación futura de la justicia. Conviene recordar que los jueces valencianos han dicho que no es delito que Camps aceptase el regalo de trajes por parte de beneficiarios de contratos de la Administración, cuando lo que él defendió con ardor, pero sin pruebas, es que los pagó de su bolsillo.