Los resultados de las elecciones en Galicia y País Vasco se saldan con un notable para Rajoy, cuyo partido, el PP, recupera el poder en Galicia y será decisivo en Euskadi, y un suspenso para el líder del PSOE y presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, quien ha visto como sus dos objetivos principales, mantener la mayoría en Galicia y dar el sorpasso al PNV en Euskadi, han fracasado. Las elecciones que suman el 10,7% de la población española y casi el 11,5% del PIB tenían el interés de saber qué ocurría en la primera cita con las urnas de más de cuatro millones de ciudadanos sometidos a una severa crisis económica. Pero las papeletas de ayer no señalan que se haya votado en clave económica. Más bien parece que las inercias políticas propias de las dos comunidades autónomas han sido decisivas en los resultados.

XFEIJOO, GRAN TRIUNFADORx Núñez Feijóo es uno de los grandes triunfadores. Su reto era enorme. Y se enfrentaba a un doble rival: el PSOE, con toda la inercia de poder que presta el Gobierno, y el BNG, que le plantaba cara en el plano del galleguismo. Todo indica que el PP ha salido ileso en Galicia de los casos de corrupción que afectan a su partido y que, en cambio, socialistas y nacionalistas han visto manchada su campaña por los errores éticos y estéticos cometidos por el aún presidente, Pérez Touriño, y por su socio, Anxo Quintana. Los responsables del PSOE y del BNG deben abrir una reflexión sobre su incapacidad para frenar el deterioro que en su imagen han producido los casos de gastos suntuosos en la Xunta. Galicia volverá a ser gobernada por la derecha. La izquierda ha perdido la oportunidad de hacer creíble un proyecto alternativo al anquilosado modelo de Fraga. Cabe reclamar una reflexión en el PSOE y el Bloque que vaya más allá de la tradicional referencia al sustrato sociológico del pueblo gallego.

XPATXI DEBE INTENTARLOx En el País Vasco se abren alternativas. Pero hay un hecho esencial, el candidato socialista, Patxi López, puede aspirar a ser lendakari y desalojar a Ibarretexe de la presidencia. Sería un vuelco histórico, después de casi tres décadas de gobiernos presididos por el PNV, que es aritméticamente posible. El candidato socialista debería recibir para ello los votos del PP y Rosa Díez, lo cual puede suponer un inquietante regreso al frentismo, modelo poco recomendable en una comunidad compleja y azotada por ETA. Otra posibilidad es un Gobierno transversal con acuerdo entre nacionalistas y socialistas, seguramente con la baja de Ibarretxe, pero se trata de una alternativa no concretada.

XMIRANDO A LAS EUROPEASx El pulso entre PP y PSOE queda en tablas. Rajoy, agobiado por los escándalos de corrupción, obtiene un extraordinario respiro con Galicia, su tierra. Pero Zapatero puede jugar una baza enorme como es la de alcanzar por primera vez en la historia el Gobierno en Euskadi. Este es, sin embargo, un caramelo envenenado, pues el juego de alianzas puede costarle muy caro en la política española. El PSOE ya sufrió ese vértigo cuando permitió que la derecha gobernara en Navarra. Ahora va a tener que jugar con sabiduría sus posibilidades. Pero en cualquier caso, sería un buen ejemplo democrático que Zapatero dejara a los socialistas vascos tomar la iniciativa, por más que sus decisiones puedan suponer un desgaste para el PSOE. Pase lo que pase, tras las elecciones, las espadas quedan en alto hasta las europeas de junio. Zapatero llegará a esa cita con el lastre de una crisis económica pavorosa y Rajoy, a la espera de que se conozca el contenido de los sumarios judiciales, ha salido vivo y crecido de la cita.