Cincuenta mil son muchos folios, pero están en candela. Se trata de una trama de corrupción de cientos de millones de euros, acorde con la fianza que ha solicitado el juez instructor. La trama se extiende como un meandro alrededor del Partido Popular por Madrid, Castilla y León, Valencia y Galicia y salpica directamente al tesorero del PP, Luis Bárcenas , que tiene despacho al lado del de Rajoy , cuenta con abogado financiado por el partido y no ha sido desposeído de los honores de sus cargos.

Y dice el PP que la parte del sumario que se conoció ayer no aporta nada nuevo.

Vayamos por partes. Una petición inexcusable en política es que no haya dos varas de medir. Acordémonos de Luis Ramallo y de Federico Trillo , azotes de la corrupción socialista con una dureza propia de contramaestre de fragata. Y, ahora, ¿dónde están las peticiones de responsabilidades políticas?

A fuerza de repetir que se actuará con contundencia algún ingenuo puede pensar que el partido de la oposición va a ser capaz de reaccionar con la dignidad que exige el caso. Pero lo cierto es que Mariano Rajoy se ha quedado mudo hace tiempo y no acierta a balbucear muchas palabras.

Al PSOE y a la prensa de calidad no le sale utilizar las formas propias del PP y de la prensa sensacionalista. Los linchamientos tienen que ser llevados a cabo por quienes están entrenados para ello. Pero entre los juicios paralelos y la pasividad hay términos medios. E, independientemente de que la Justicia haga su trabajo, es hora ya de exigir responsabilidades políticas por el bien de la democracia, porque las cosas están llegando a un punto en que la pasividad de los ciudadanos frente a la política, su desafección, se puede convertir en agresividad.

Cuatro millones y medio de parados observan cada día un baile de cientos de millones de euros en los alrededores del Partido Popular, amasados por unas gentes sin escrúpulos para su lucro personal y con graves evidencias que apuntan a la financiación del partido. Si Mariano Rajoy sigue callado, su liderazgo naufragará antes de las elecciones generales.