TMterkel es una política pragmática e inteligente que actúa en clave ideológica y nacional. De sólida formación científica, es hija de un pastor luterano y habla ruso e inglés. Sus concepciones ideológicas conservadoras conectan perfectamente con las actuales necesidades del capitalismo industrial y financiero germano. Y mantiene una singular y notabilísima popularidad entre sus conciudadanos. Como líder europea, nunca hará nada que cuestione mínimamente lo que ella interpreta como intereses nacionales alemanes. Y ha tenido una gran habilidad ayudando a imponer dos conceptos clave en la política europea actual: austeridad y reformas estructurales. De hecho, ambos conceptos conectan con la tradición izquierdista y tienen connotaciones positivas, pero en el combate ideológico actual se han convertido en sinónimos de reducción drástica de gasto social y laminación de derechos asociados al Estado del bienestar. Todo empapado con una especie de sentimiento de culpa puritano de connotaciones religiosas. Más bien cursi, francamente.

De Rajoy no hay que hacer ninguna carta de presentación. En cualquier caso, parece que también es pragmático. Pero, sobre todo, provinciano. Su encuentro con la líder más poderosa de Europa era vital para él. Y eso explica el gran despliegue publicitario de los medios de comunicación afines. Visto desde Madrid, el encuentro de Merkel y Rajoy es poco menos que el establecimiento de un eje hispano-germano que aplicando políticas de austeridad sacará a Europa del marasmo. ¡Que aprendan franceses e italianos! Pero visto desde Berlín, Rajoy es un monaguillo obediente y aplicado. De momento, un peón útil en el tablero de la política europea, en el que quien mueve las fichas es frau Merkel. Y, ninguna novedad, Rajoy ha aprovechado el encuentro para intentar erosionar la voluntad democrática de los catalanes.