WMw ariano Rajoy parece decidido a aplicar la máxima del presidente del Gobierno republicano Juan Negrín, quien, en condiciones dramáticas, acuñó el eslogan de "resistir es vencer". Sometido a una implacable presión de ciertos medios de comunicación y con un sector del partido que no para de darle sobresaltos, en lo que parece un intento de voladura controlada de su poder, Rajoy ha aguantado el tipo a la espera de que su segura victoria en el congreso de Valencia, dentro de 20 días, le reafirme al frente de la derecha española. Dentro de esa estrategia de resistencia, el acto del sábado en Valladolid, en el que Rajoy formalizaba su candidatura para el cónclave de los populares, fue un claro ejercicio de exhibición de apoyos por parte de quien ha sufrido un doloroso goteo de bajas, desde Eduardo Zaplana hasta Gabriel Elorriaga, pasando por María San Gil y Ortega Lara. El fin de semana, Rajoy se rodeó de un amplio ramillete de dirigentes regionales --entre ellos, Javier Arenas, Francisco Camps, Alberto Ruiz-Gallardón y Ramón Luis Valcárcel--, en una foto de familia que refleja que el presidente del PP mantiene hoy por hoy la mayoría, por más que sus rivales sean poderosos y tengan amplio eco mediático. El mensaje de Rajoy fue, por otra parte, el clásico del resistente --"no van a minar mi voluntad", dijo-- y de quien se siente injustamente vapuleado. "Soy el mismo", recalcó, para expresar que su giro hacia la moderación no va a suponer una alteración de sus "principios y convicciones". De momento, se muestra dispuesto a apoyar al Gobierno en la política contra ETA y contra el nuevo plan de Ibarretxe y a que el PP hable "con todo el mundo".