Me hubiera gustado darle otra oportunidad a la vida para aprovechar cada minuto, mirar las cosas y realmente verlas y vivirlas y nunca volver atrás, dejar de preocuparme por las cosas pequeñas y comenzar a preocuparme por las cosas bellas que sí importan. No preocuparme sobre a quién no le agrado, quién tiene más o quién hace qué. En lugar de eso, atesorar las relaciones que tengo con aquellos que de verdad me quieren.

Dejamos pasar la vida pensando y luchando en y por lo menos importante y cuando nos damos cuenta que la necesitamos, ésta ya no está. No hay tiempo de decir un te quiero, de decir un lo siento o un perdóname. Nos hemos quedado sin tiempo de abrazar y de regalarle una sonrisa a ese ser al que siempre nos hubiera gustado sonreirle y abrazarle. Este mes, este camino, que no va en absoluto hacia donde quiero ni hacia donde no quiero, un camino que no está en nosotros. Gracias Dios mío por haberme concedido tocar la alegría.

¿En que iban a terminar estos días? Y sin embargo, ¡con qué paz partían! Una sola aprehensión: su presencia. ¿Cómo adaptarme a ella? ¿Cómo acostumbrarme a este rostro que no he podido todavía acomodar a las tempestades de este mes de julio? Mi palabra tiembla como una gota al final de mi voz.

Apenas he advertido una agitación sin violencia, cuando siento mi mano levantada por sus dos manos; por toda respuesta, mi mujer, María, la ha llevado a sus labios y la ha besado largamente. Ver lo que se tiene enfrente de nosotros y en nosotros mismos exige un esfuerzo constante. Yo, Ramón, quiero que perdones mi atrevimiento de manifestar tus pensamientos en tus últimos momentos, nunca morirás en mí, siempre estarás en esa herida invisible que perdurará. Y por si me quedo sin tiempo, ahora te digo: Te quiero Ramón.

CUSTODIA DE LOS HIJOS

Pacto contra la violencia machista

Rubén Castro

Barcelona

La Organización de las Naciones Unidas a través de Cedaw (convención a la que España está adherida y cuyos acuerdos, por tanto, está obligada a cumplir y que tiene como finalidad eliminar todas las formas de discriminación contra la mujer, obligando a los estados a reformar las leyes con tal fin y discutir sobre la discriminación en el mundo) ya criticó en el 2015 que en nuestro país hubiera decisiones judiciales en las que se retiraba la custodia del niño a la madre y se concedía a un padre acusado de ejercer violencia. Como ejemplo, contabilizaron hasta 20 niños asesinados por sus padres entre los años 2008 y 2014 en el ejercicio de sus derechos de visita.

A día de hoy, decisiones judiciales duras y difíciles de compartir -como las tomadas en el caso de Juana Rivas- nos recuerdan por qué hacía falta que se alcanzara un pacto de Estado contra la violencia machista, y por qué debe aplicarse lo antes posible.

Recordemos que este acuerdo ya prevé que se prohíban las visitas y custodias con el padre maltratador en casos de violencia machista, para lo que es necesario modificar la legislación. E implantar formación obligatoria y especializada en género a todos los y las profesionales de la Administración de justicia, y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Todo ello, por no hablar de medidas para la prevención que llevan paralizadas desde el 2012, como Educación para la Ciudadanía, que debería reimplantarse. Estas actuaciones las encontramos entre las 213 medidas aprobadas en el Pacto de Estado, con un presupuesto anual de 200 millones de euros y que, de no aplicarse de forma urgente, se convertirán de nuevo en papel mojado.