WSw i Juan Pablo II optó durante su pontificado por el diálogo con el islam, Benedicto XVI prefiere la confrontación intelectual. Así hay que entender las críticas que lanzó el martes al islam. Ratzinger condenó la yihad o guerra santa como contraria a la letra del Corán y a la "naturaleza misma de Dios". Pero la frase más polémica fue una cita del emperador bizantino Manuel II Paleólogo, quien, en 1391, reprochó a un jurista musulmán: "Muéstrame lo que Mahoma ha traído de nuevo, y solo hallarás lo malo e inhumano, como aquello que ha dispuesto: expandir con la espada la fe que él predicaba". Esta cita, desenterrada por el Papa, ha desatado la polémica en todo el mundo musulmán, con declaraciones que califican de "insulto" las palabras de Benedicto XVI, quemas de iglesias y escuelas cristianas, y hasta intervenciones públicas del Gobierno o del Parlamento de Pakistán, que ha aprobado por unanimidad una moción de condena. Estamos ante una situación similar a la acontecida en el caso de las caricaturas de Mahoma aparecidas en un diario danés hace un año, con la diferencia de que ahora es el Papa quien ha propiciado la ira musulmana. Como entonces, la reacción del mundo musulmán empieza a ser desmesurada y como entonces debe defenderse la libertad de expresión, un derecho del que no pueden ser excluidos los dirigentes religiosos. Pero Benedicto XVI ha cometido un grave patinazo. El Papa puede decir que la violencia es ajena al Corán, cuestión opinable entre los propios intérpretes del libro sagrado musulmán, pero su cita sobre las aportaciones de Mahoma está fuera de lugar. El debate intelectual no debe estar reñido con la prudencia.