En Cuba todo sigue igual para que puedan cambiar un poco las cosas. Raúl ha pedido permiso a la Asamblea Nacional del Poder Popular para poder consultar a Fidel las grandes cuestiones; naturalmente, lo ha obtenido. El guía seguirá en la trastienda, en pijama y zapatillas, lanzando al mundo las reflexiones del compañero Fidel , como una advertencia de los límites que no pueden cruzarse. Es la garantía ante los cubanos --y la advertencia ante el mundo-- de que los cambios no terminarán con la revolución. Lo más probable es que las transformaciones empiecen por desterrar las prohibiciones más absurdas. Algunos gestos a favor de las incipientes clases medias y los influyentes artistas e intelectuales: liberalización de los permisos para viajar, acceso a internet con menos trabas y una cierta elasticidad en la posibilidad de compraventa de automóviles y viviendas. Quizá la posibilidad de acceder a las zonas turísticas. Y, de momento, poco más. Que no es poco. Los esfuerzos se centrarán en la economía, para levantar la producción, lo que permitiría la eliminación de la libreta de abastecimiento y la desaparición paulatina de las dos monedas que pretendían la ilusión de que los salarios sirven para vivir. A los campesinos se les permitirá comprar insumos con sus beneficios y comercializar sus productos en un mercado de oferta y demanda. El problema será saber qué se les permitirá hacer con la acumulación de capital cuando la producción empiece a generar beneficios. Las medidas económicas que liberalicen el campo serán un camino inevitable para el resto de la sociedad y entonces la dinámica será imparable. Cada medida que se apruebe generará un espacio con menor control del Estado. Y el guía, desde la trastienda, cuando sea consultado por Raúl , observará las consecuencias de cada transformación en la arboladura del socialismo cubano. Si el fin es cambiar las cosas para que la revolución permanezca, el reto es antológico, porque una de las fórmulas esenciales de la revolución cubana es el control político para impedir que sus adversarios tengan la posibilidad de acabar con ella.