TAthora que la primavera nos está explotando entre las manos, revolviéndose con las lluvias que por fin llegaron, llenando de luz y de color los pueblos y ciudades de nuestra tierra y de la vecina del Alentejo, es buen momento para disfrutar de nuestra raya. Cuando suspiramos por una escapada de turismo exótico, o turismo promocionado por los grandes intereses de las empresas poderosas, nos olvidamos de los tesoros que encierra lo cercano. De lo sublime de nuestros paisajes y nuestros núcleos de población restaurados cada vez mejor en su patrimonio monumental, artístico y artesano. Nos olvidamos del legado que tenemos a mano, incluido el gastronómico, el de las ferias y mercados, el de las fiestas. Desperdiciamos la rica oportunidad, tan cómoda, de la grandeza que guardamos entre nosotros mismos y que son fuentes de conocimiento, de placer y de relajamiento, tan necesario en estos tiempos estresados. ¡Qué maravilla de tiempo lento el que el entorno nos ofrece! Aprovechemos este milagro anual de los olores, los sabores, los colores de estos meses templados para escaparnos por la raya. Para convivir en la raya. Para disfrutar de los elementos comunes y a la vez tan peculiares, independientes e interdependientes que tenemos.

*Historiador y concejal socialistaen el Ayuntamiento de Badajoz