Julián Lago se estrenó ayer en Casa Antonio Jiménez (en la pública RNE) dejando impronta. No tuvo empacho en reconocer que es un gorrón --"yo siempre fumo a costa de los demás"-- ni en abordar así una pregunta de un fan valenciano sobre las opciones de España sobre el ITER: "No le falta sentido del humor a este amable oyente valenciano al considerarme un hombre de ciencia, cuando yo dudo de que sea un hombre siquiera".

Pero lo mejor, una vez despachada la cuestión vasca con Mayor Oreja de ponente, lo brindó Carlos Dávila. Jiménez pidió una "pincelada" sobre la centenaria cineasta del Tercer Reich, Leni Riefenstahl. Juancho Armas Marcelo se despachó sin que Dávila lograra hacerse oír: "Sin los nazis no hubiera sido una artista; pero ella descubrió lo que no descubrieron los nazis, que los negros son más importantes que los blancos; y lo digo convencido de que esta cosa llamada raza blanca va camino felizmente de desaparecer". "¡Qué cosas dices!", soltó Dávila. "Al final, Arzalluz va a tener razón", agregó Lago. Armas le refutó: "Yo estoy en el lado opuesto, yo digo que el mestizaje acabará con el racismo". Dávila logró amparo para poder hablar: "Lo que tengo que decir, Juancho, es que para que desaparezca la raza humana...". "La raza blanca", le corrigió Armas. "La raza humana blanca", insistió Dávila. "La raza no es humana, es especie, hombre", le amonestó Armas. "Bueno, la especie blanca", ayudó Lago. Y Dávila acabó aquella frase (para que desaparezca la raza humana...) "nos van a tener que matar a unos cuantos". Nadie se dio por aludido.