La iniciativa de Cataluña de gravar las gasolina con un recargo para financiar la sanidad eleva ya a cuatro las autonomías que han optado por esta medida. Tras hacerlo Madrid, Galicia y Asturias, cada vez son más los gobiernos regionales que están apostado por esta fórmula para paliar el déficit sanitario que tienen o para emprender nuevas inversiones, especialmente costosas no sólo a la hora de equipar los centros sanitarios e investigadores, sino también para mantenerlos en óptimo estado de funcionamiento.

La medida de subir el precio de los carburantes es impopular, sobre todo si no se amortigua para los profesionales, y puede provocar más tensión inflacionista. Pero quizá resulte inevitable a medio plazo con el método de financiación que está en vigor desde el 2002, que deja pocas opciones a las comunidades para aumentar sus ingresos en caso de necesidad. Extremadura dijo inicialmente que no se sumaría a esta medida si las competencias venían bien dotadas. Pero visto que son ya cuatro autonomías las que han dado el paso y varias las que lo están estudiando en estos momentos, quizá los extremeños también veamos en pocos meses cómo debemos asumir ese sobrecoste si queremos mejorar nuestros servicios sanitarios.