WEw l presidente del Gobierno ha decidido tomar la iniciativa ante los implacables malos datos que ofrecen en los últimos días los indicadores económicos más significativos. José Luis Rodríguez Zapatero anunció, en la clausura de las jornadas del cincuentenario del Círculo de Economía, en Barcelona, un paquete de reformas estructurales con las que pretende hacer frente a la "desaceleración intensa", término utilizado para esta ocasión. Aunque el presidente sigue sin hablar de "crisis", al menos fue más lejos que el vicepresidente económico, Pedro Solbes, quien el viernes consideró "enormemente exagerado" utilizar esa expresión.

¿En qué consistirán esas nuevas medidas? El presidente no las concretó, pero apuntó, con buen criterio, hacia la mejora de la competitividad, uno de los aspectos más deficientes de la economía española. Sí calificó de "ambicioso" el futuro paquete de reformas estructurales y dijo que se incorporarán al programa nacional de reformas que deberá presentar a la Comisión Europea en octubre. En el terreno empresarial, el Gobierno se propondrá reducir en un 30% las cargas administrativas que soportan las empresas, ya que hay 22.000 normas vigentes y un flujo anual de 2.000 más entre Estado y comunidades autónomas. La segunda propuesta contempla "una trasposición ambiciosa" de la directiva europea de servicios que, a su juicio, permitirá reducir el comportamiento diferencial inflacionario de este sector y crear un entorno normativo basado en la trasparencia, al tiempo que incrementará la calidad disponible para empresas y ciudadanos. Así el Ejecutivo tendrá "una ley paraguas" que incorporará los principios generales de la directiva.

Además, Zapatero aseguró que el Gobierno quiere impulsar la competencia en el transporte ferroviario de mercancías con el objetivo de que su participación en el transporte, que ahora es del 3% del total, converja con los países más desarrollados al tiempo que se reducen los gases contaminantes.

También dejó claro que las reformas deben hacerse con el respaldo de sindicatos y empresarios y con el acuerdo del Partido Popular en lo referente al sistema de pensiones. Zapatero trata así de combatir la imagen, extendida por la oposición, de que el Gobierno es un simple espectador ante la nueva coyuntura de vacas flacas, que afecta a familias y empresarios.

Pero el presidente quiso dejar también mensajes políticos de calado. El más importante de ellos es cimentar la nueva legislatura en pactos de Estado con el PP en cuatro materias: lucha antiterrorista, política exterior, Pacto de Toledo (pensiones) y reforma de la justicia. Es decir, aspectos esenciales para el funcionamiento del país para los que el mundo económico reclama el cese de las hostilidades entre los dos grandes partidos. Las intenciones de Zapatero en este terreno coinciden con el giro que a trancas y a barrancas pretende dar Mariano Rajoy en el PP. Pero no hay que ser muy malpensado para sospechar que este nuevo camino de entendimiento estará plagado de dificultades.

Zapatero no podía dejar pasar su intervención de ayer en Cataluña sin referirse a uno de los asuntos que más preocupan a las comunidades: el nuevo modelo de financiación autonómica. En este sentido, se mostró optimista cara a un acuerdo antes del 9 de agosto.