El aumento de las donaciones de sangre y de órganos siempre constituye una buena noticia, digna de ser enfatizada. El Banco de Sangre de Extremadura ha confirmado que se han superado las 47.000 bolsas donadas en el 2008, lo que supone volver a cotas históricas. Es lamentable, sin embargo, que los índices de donación no sean mayores debido a la falta de personal sanitario durante los descansos, festivos y vacaciones. Cuesta creer que se dé con la puerta en las narices a un donante por el simple hecho de que en ese momento no haya nadie para la extracción. Si donar sangre es donar vida --como insisten las campañas informativas--, regueros de vida se están perdiendo cada semana en Extremadura. Consciente de ello, tras el bajón registrado en el 2007, el banco de sangre ha adaptado su operativo en este último año para paliar en lo posible este déficit de personal. Y los resultados han llegado. Lo verdaderamente importante es que, a día de hoy, no hay urgencias de ningún grupo sanguíneo en Extremadura y el flujo de intercambios con otras autonomías no presenta problemas. Aún así, como recalca el director del banco sanguíneo, José María Brull, no se puede bajar la guardia. Se necesitan más donantes.