Septiembre avanza, otoño vence, el curso empieza, las rotondas se atascan, las bolsas de bocadillos y las mochilas se convierten en los artículos más demandados, el ciclo recomienza, nos adaptamos a lo nuevo que pronto será rutina. Los canales renuevan programas, Matías Prats pasa al fin de semana, los becarios o sustitutos veraniegos desaparecen, caras nuevas, viejos formatos a los que se ha lavado la cara, Toñi Moreno cambia la caridad por la actualidad, retornan con fuerza, dramatismo, belleza y cuidadísima ambientación, los Reyes Católicos, esos a los que no dejaron rodar el atentado de Barcelona en Barcelona. Sigue la algarabía en Tele 5, --nunca susurros, siempre gritos--, 'Amar es para siempre' va por el capítulo setecientos mil. Y de vez en cuando, en la Primera, contemplamos cómo nos reíamos y cómo todavía ningún humorista ha superado al gran señor surrealista que fue Tip .

Inaugurado el año político que se avecina movidito, un partido con P, que no lo era, se organiza como tal, preparando gozoso su asalto al poder, animando a no pagar la deuda y culpando, con ese casticismo tan español, a la casta, sea eso lo que sea, de todo. Los tradicionales, mientras, se debaten entre copiarle o enfrentarle, denuncian pinzas y amagan con pactos. Y todos se muerden las uñas nerviosos ante el reto futuro.

En Extremadura, Monago vuelve a sorprender, regala dinero a las mujeres mayores y reforma la última reforma fiscal. En Barcelona continúa el órdago, Junqueras le da el abrazo del oso a Mas justo antes de devorarlo y este, cursi y ambiguo, por no faltar a su costumbre, habla como siempre en nombre de toda mi añorada Cataluña y no solo de la resbaladiza porción que él representa, para afirmar que esta "se ha cansado del Estado", no sabemos si del sólido, líquido, gaseoso o plasma. "No de España". Entiéndalo usted si puede.

Y la humanidad, por no perder tampoco la costumbre, escribe la historia inicua del horror. E invade los hogares en virtud de la tecnología más nueva con lo más viejo del podrido corazón humano: el odio sin límites. En nombre de Dios.