El pasado lunes El País publicaba el artículo La falta de rentabilidad acelera el abandono de las dehesas . En él se recogen causas y consecuencias de los peligros que se ciernen sobre la dehesa: abandono, falta de rentabilidad, la seca, producción intensiva, envejecimiento y falta de reposición de ejemplares, abandono del pastoreo, tuberculosis bovina, aumento de los costes de producción ganadera, desidia de las administraciones, aplicación perjudicial de la PAC y el Coeficiente de Admisibilidad de Pastos, falta de relevo generacional, etc.

Todos ellos son factores que influyen negativamente en el manejo y sostenibilidad de la dehesa, pero El País pasa por alto las nefastas consecuencias de las políticas neoliberales para nuestra tierra. Ignora el porqué de los precios de la gran variedad de materias primas que se obtienen de ella. Tomemos como ejemplo el caso del corcho.

En Extremadura tenemos, redondeando, un millón cuatrocientas mil hectáreas de superficie adehesada, lo que supone una tercera parte del total de nuestro país. La compra-venta del corcho que se extrae de ella es, según explican trabajadores y pequeños empresarios del sector, monopolizada por dos grandes empresas: el gigante Amorim Forestal, de capital portugués, con un volumen de negocio de 605 millones de euros anuales, y Diam, de capital francés. Ambas han ido acaparando en los últimos años el mercado del corcho extremeño pactando los precios, según esas mismas fuentes, tanto en origen como en producto final, y haciéndolos inasumibles para las pequeñas empresas corcheras extremeñas.

Es preocupante que se haya monopolizado el mercado del corcho delgado a través de un conglomerado de empresas pertenecientes a la firma Amorim. Lo mismo ocurre con el conocido como "tapón técnico" que se fabrica con los recortes o desperdicios del corcho. Diam ha patentado ese tipo de tapón, por lo que controla todo su mercado.

XAUN NOx controlan el 100% del corcho de buena calidad, pero las posibilidades de negocio para los pequeños productores se van estrechando año tras año porque no pueden competir con los precios impuestos por las grandes empresas.

¿Qué hace para evitarlo el gobierno central? ¿Qué hace la Junta de Extremadura? Si no se actúa rápido, dentro de poco esas grandes empresas controlarán el 100% del sector y tendrán vía libre para dejar los precios de compra al mínimo y anular así la ya estrecha rentabilidad de los productores. En este sentido, como siempre, los pequeños productores son los que más notan las consecuencias de la monopolización del sector. De esta forma el futuro y los jornales de las personas que se dedican a la poda, la saca, etc., se verían gravemente afectados. ¿Qué futuro les espera a las comarcas corcheras extremeñas?

Los trabajadores del sector lamentan también que, mientras los pequeños propietarios se esfuerzan en mantener sus fincas en buen estado, cada vez les cueste más esfuerzo sacar la corcha en fincas --sobre todo las de mayor tamaño-- en las que los alcornoques no han tenido un buen manejo o están semiabandonados.

Lo que el artículo de El País no menciona es que el desarrollo de oligopolios presentes no solo en este sector sino también en otras producciones estratégicas, está minando el futuro de un sector asociado a un sistema representativo de gran parte de nuestra región y considerado de alto valor ecológico por la Unión Europea.

Es conocido que la Junta de Extremadura ha concedido jugosas subvenciones públicas a estos gigantes y sin embargo ahora gran parte de la producción de corcho extremeño "descansa" en Setúbal. El gobierno regional debe ponerse manos a la obra de una vez por todas para evitar que nuestra tierra siga siendo mera productora de materias primas donde apenas se controlen las fases de transformación y comercialización. Debe apostar de forma clara y contundente por fortalecer las pequeñas producciones y las diferentes alternativas de asociacionismo que están surgiendo en las comarcas corcheras, porque eso es apostar por el empleo y luchar contra la despoblación. Eso es apostar por los productos extremeños. Eso es apostar por un economía verde. Eso es apostar por Extremadura.