El Ministerio de Fomento y la Consejería de Fomento de la Junta han publicado sendas órdenes por las que se homogenizan los pasos elevados y reductores de velocidad que, en los últimos años, han proliferado en nuestras carreteras y en las calles de nuestras ciudades.

La nueva normativa, por tanto, trata de poner orden en lo que está desordenado, puesto que las características de altura y anchura de estos resaltes quedaba, grosso modo, al albur de la administración de turno, y un automovilista podría encontrarse con un ´guardia dormido´ de 15 centímetros de altura al pasar por una localidad y diez kilómetros más allá --o en ocasiones dos calles más allá-- con otro de de solo 5 centímetros.

Homogenizar estos obstáculos que pretenden reducir la velocidad permitirá circular con mayor seguridad: los conductores deben conocer cómo serán esos obstáculos antes de pasar por ellos. En este sentido, el plazo de tres años establecido por la Junta para su homologación es demasiado dilatado: incluso lo son los dos años que ha establecido el ministerio. Si algo está mal --y está mal porque de lo contrario la nueva orden no tendría razón de ser-- cuando antes se arregle mejor. Además, si algo está mal lo está con independencia del titular de la carretera. En este sentido, la orden ministerial deberían seguirla todas las administraciones que tuvieran a su cargo carreteras: Estado, comunidades, diputaciones y municipios.