El viernes 24 pasado el secretario de Estado para el Empleo, <b>Juan Riesgo</b>, le decía a la consejera extremeña de esa materia, Esther Gutiérrez, que el Gobierno no podía poner 460 millones de euros para un plan extraordinario de empleo en Extremadura porque en ese momento según su explicación no podía hacer una distribución de fondos de ese tipo.

Cuatro jornadas después, el 28, no es que el consejero catalán competente e infraestructuras, ni el mismo presidente Puigdemont fueran a Madrid a demandar corresponsabilidad (los parados extremeños también lo son del Ejecutivo central) como lo había hecho la consejera de Educación y Empleo viajando a la capital española, sino que fue el mismo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el que colaboraba en el montaje de una jornada de infraestructuras en Barcelona adonde se desplazó con su ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, y por supuesto presente la portadora de la «cartera catalana», Soraya Saénz, la vicepresidenta.

No soy yo, es la prensa barcelonesa la que atribuye a la dirigente del PP casada con un pacense ser, en otras palabras, la ‘ministra para Cataluña’ del Ejecutivo que preside el gallego. Tenemos una ministra especial para esa comunidad y no lo sabíamos ¿¿¿???

En esa jornada sobre infraestructuras Rajoy prometió 4.200 millones para ese territorio, la mayor parte de ellos en los ferrocarriles de cercanías de Barcelona, muy deficientes al decir de las quejas de los usuarios; también regó los oídos de los presentes con millones para el eje ferroviario de mercancías mediterráneo Algeciras-Levante-Francia, y para carreteras.

Es posible que algunas infraestructuras en Cataluña no respondan a lo necesario, pero a la vista de los datos es evidente que el presidente Rajoy intenta bloquear la urna independentista con billetes de 500 euros, a razón de dos millones cien mil billetes cada año en los próximos cuatro, y posiblemente también llegar a los bolsillos de esas élites dirigentes políticas, financieras y empresariales que serían las primeras beneficiarias directas de esas inversiones.

El debate político y económico entre autonomías está plagado de trampas y mentiras, empezando por las balanzas fiscales que solo cuentan una parte, pero que sometidas a la lupa acaban cantando que por mucho que algunos catalanes se quejen, no existe tal discriminación.

Según un estudio de Convivencia Cívica Catalana sobre la distribución territorial de inversiones del Ministerio de Fomento en infraestructuras en los últimos años, Cataluña ha sido la más beneficiada con un 17,8% de las inversiones totales seguidas de Andalucía con el 17%; después Galicia, Castilla y León y Valencia, y solo después vendría Madrid; Extremadura quedaría con un 2,5% del total. De reequilibrar España, nada de nada.

AVEs múltiples para el noreste, AVEs varios para el noroeste gallego y de paso la también siempre leal Castilla-León en lo electoral (con hijuelas a Zamora, patria chica original de la exministra y ahora presidenta del Congreso Ana Pastor)...

Y es que en España se sigue un modelo de ‘reparto’ que aparte de la clientela, prima el PIB --¿les suena lo de la ordinalidad?-- por encima de factores que sí ayudarían a Extremadura como es la superficie, eso sin sopesar los atrasos históricos y patentes que nuestra comunidad tiene en materia de ferrocarriles.

Así que cuando los regionalistas de Prex-Crex plantean manejar la contraidea de esgrimir una soberanía independentista extremeña referéndum incluido, o los socialistas independientes, Siex, hablan de situación colonial de la región y correr a ocupar las estaciones, uno está tentado de condenar ocurrencias pero al final hay que darles parte de razón porque Extremadura, como el título de aquel libro y estudio mítico, sigue siendo saqueada aunque al menos ha dejado de estar muda, y el ministro de Fomento De la Serna bien lo ha probado como ya le dijo un dirigente empresarial extremeño a la cara en Garrovillas: «Menuda faena de aliño has hecho».