Añadir tres letras a una palabra como refinería es fácil. Sin embargo, transformar un proyecto de refinería convencional en otro de bio-refinería no es tan fácil. El reto es claro. Aunque haya una necesidad de una refinería, apostar por una bio-refinería es apostar por el futuro, por el desarrollo tecnológico, la innovación y la investigación. Es por ello que desde aquí y teniendo en cuenta los proyectos, algunos ya en marcha, que en Extremadura hay sobre obtención de bio-combustibles llamamos la atención sobre esta transformación. Una refinería convencional de petróleo en el interior de una zona sin pozos productivos no tiene mucho sentido, como postulan los más críticos, hay lugares más apropiados para su ubicación. Por ejemplo, falta refinería en Ecuador donde seguramente tendría un mayor impacto para el desarrollo de ese país hermano, ahora que se cuestiona la presencia de la empresa hispano argentina, Repsol-YPF, en dicho país.

XPLANTEAR UNAx bio-refinería es coherente y apropiado. Es coherente con las políticas de desarrollo y porque si estaría vinculada a una región agrícola que tiene unas muy buenas condiciones para la agricultura. La agricultura extremeña es una de las más avanzadas y organizadas de España, cuenta con recursos suficientes de tierras de cultivo, agua y sol necesarios para la producción. La producción de la materia prima podría ser en gran medida local, sin perjudicar al resto de subsectores como el ganadero, ya que podría utilizar en primer lugar las tierras del barbecho obligatorios, recientemente liberadas para el cultivo por la Comisión europea, permitiría mantener o aumentar los rendimientos de los agricultores sin menoscabo en el precio y por tanto mantener buenos ingresos en la empresa agraria sin necesidad de subvenciones. Además, que no es poco, la capacidad científica y técnica de los centros de investigación y de la Universidad de Extremadura podría contribuir positivamente en el desarrollo de la segunda generación de productos bio-refinables a partir de la celulosa. Hoy, desgraciadamente y obligados por la norma, cientos de miles de restos de poda de la dehesa se queman sin ningún beneficio para nuestra sociedad. Poder utilizar los restos de podas de las encinas daría valor a un subproducto, ayudaría a conservar las dehesas y serviría de material base para la bio-refinería, restos de poda a los que se suman los del olivar y del viñedo, ambos cultivos muy presentes en las dos provincias. Esperemos que la Universidad de Extremadura u otro centro de investigación regional puedan patentar pronto ese proceso. También, se queman a menudo los restos del cultivo de maíz, que podrían también aprovecharse en la bio-refinería, sería más de 600.000 toneladas de material vegetal renovable al año. Eliminar todas esas quemas ayudaría a reducir la emisión de gases de efecto invernadero de la región, especialmente de CO2, lo cual es ambientalmente correcto. De la bio-refinería no se obtendría necesariamente bio-carburantes sino productos de mayor valor añadido, como plásticos biodegradables, como el ácido poliláctico o PLA que se obtiene actualmente del almidón, o los polihidroxialcanoatos (PHAs) obtenerlos de forma económica y viable a partir de los restos de poda es un reto. Estos adelantos, además, permitirían el desarrollo de una industria auxiliar que fomentaría el empleo, y el empleo de calidad, con diseño e innovación. Ya hay importantes empresas de la distribución que se han comprometido en sustituir las bolsas de plásticos convencionales por plásticos biodegradables.

Una refinería es mirar atrás, traer una tecnología muy conocida con pocas posibilidades de innovación y actualmente poco competitiva. Por el contrario, una bio-refinería es mirar al futuro, pensando en Extremadura, enlazando todos sus niveles productivos, valorizando la agricultura y llegando al diseño industrial. Dando un gran valor añadido a productos ahora mismo mal aprovechados. Creo que merece la pena reflexionar y pensar hacia el futuro. Tenemos la oportunidad de crear una bio-refinería. La empresa no será fácil pues aún falta mucho por caminar e investigar, pero esa falta también es buena es invertir en investigación, desarrollo e innovación, y esto se puede hacer ya. Pero desde el inicio supondría un reto global para la región en el que se tendría que involucrar todo los agentes: los agricultores, las universidades, los centros de investigación, las empresas y las diferentes administraciones públicas. Finalmente, creo que una bio-refinería contribuiría enormemente al desarrollo de toda la región, hagamos realidad este proyecto.