WLwa refinería avanza. Ayer, Alfonso Gallardo , que será el socio mayoritario con un 40% del capital, presentó junto al presidente Rodríguez Ibarra el accionariado de la planta, en el que Fomento tendrá el 20% y Caja Extremadura el 3%, y dio plazos al inicio de las obras y de la actividad. Es, sin duda, el proyecto industrial, con mayoría de capital extremeño, más grande de la historia y, por esta razón, hay que defenderlo. Desde que el presidente de la Junta diera a conocer en diciembre en la Asamblea las grandes líneas del proyecto, ha habido reacciones críticas, algunas bien fundamentadas, que ponían en entredicho no sólo la propia naturaleza --contaminante-- de la refinería, sino la ubicación en Extremadura frente a las ventajas de instalarla en el litoral, en donde se ahorraría la construcción del oleoducto, cuyo coste será de 54 millones de euros. Sin embargo, esa crítica no es justo que se haga puesto que ese gasto es, precisamente, el que permite que la empresa se ubique en la región, de la que no hay que olvidar que tiene pendiente de aprobar la asignatura del empleo. En este sentido, un solo dato basta para pensar sobre el efecto positivo de la planta: las cifras de empleo que maneja --3.500 puestos, directos e indirectos-- son desconocidas en esta tierra.