El 12 de marzo conocíamos que la tramitación del proyecto de Refinería Balboa había sufrido una nueva demora, al frenar el Ministerio de Medio Ambiente la resolución de la Declaración de Impacto Ambiental. Por ello, el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, expresaba: "En la medida que sean pasados los controles y las autorizaciones pertinentes, creo que Extremadura y España necesitan proyectos de este tipo"; y el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara , comentaba: "esto significa siete años para poder poner en marcha una industria en la región, sencillamente porque hay quienes piensan que nosotros no nos podemos permitir ciertas cuestiones, y nos someten a un proceso al que no se ha sometido en este país nunca a nadie".

Al mismo tiempo, supimos que dos refinerías habían obtenido los permisos en la mitad de tiempo que la extremeña: la de Cepsa en Huelva en 29 meses, y la de Repsol en Cartagena en 22. También descubrimos que ninguno de los proyectos de Cepsa y Repsol recibieron una sola alegación por parte de los ecologistas, que sitúan la contaminación en la de Balboa de los Santos de Maimona; de ahí el largo proceso al que está sometido este proyecto.

Sobre la base de razones técnicas y ambientales, esperamos que se fundamente la decisión final. Lo que nos faltaba es que fuera una decisión política, que atendiendo a la situación actual de crisis resultara pan para hoy, y hambre para mañana . Nos acordaríamos entonces de Toxo.

Víctor Rodríguez Corbacho **

Mérida