WEwl presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra , informó ayer en la Asamblea de las características principales -- económicas, de emplazamiento, de producción y empleo-- de la refinería que el Grupo Alfonso Gallardo, como socio mayoritario, va a crear entre Fuente del Maestre, Los Santos de Maimona y Villafranca de los Barros. La refinería es, sin duda, el proyecto industrial extremeño más importante de la historia de la región. Con su presentación en el Parlamento regional ayer se convirtió en un día histórico. Un día en el que cualquier asunto de actualidad, aunque fuera importante --lo es la información que aparece en estas mismas páginas relacionada, precisamente, con la siderúrgica de Gallardo y el largo pleito planteado entre la Junta y el antiguo propietario de los terrenos sobre los que se asienta esa industria-- tiene que pasar a segundo plano ante la magnitud de las posibilidades que ofrece para el futuro industrial de la región la industria presentada. Algunos de los datos conocidos ayer ponen de manifiesto que nos encontramos ante un proyecto que puede impulsar decisivamente y como ningún otro hasta ahora el tejido industrial de Extremadura, y en este sentido Rodríguez Ibarra dijo que la refinería podría sacar a la región del grupo de las conocidas como de Objetivo 1 , que son las más pobres de la Unión Europea por no alcanzar el 75% de su renta media. Un dato explica el peso que, si se cumplen los objetivos previstos, puede tener la refinería: el cálculo realizado indica que se van a facturar al año entre 2.500 y 3.000 millones de euros, una cantidad que representa dos tercios del presupuesto de Extremadura del 2005. Y que sólo en impuestos, la refinería va a pagar al Tesoro público 2.000 millones, una parte de los cuales, necesariamente, tiene que revertir en la región y en las localidades citadas.

El dinero de los extremeños va a estar representado en la refinería por la Sociedad de Fomento (Sofiex) con una cantidad de, al menos, 72 millones de euros. La participación de la sociedad pública fue explicada ayer por Rodríguez Ibarra como una garantía para que la sede social y fiscal esté en la región y para que la refinería y el oleoducto que previsiblemente llegue desde Huelva los construyan empresas regionales. Ni que decir tiene que nada va a ser igual a partir del momento en que empiece a construirse la industria en la comarca donde va a enclavarse, que va a constituir como lo han sido Almaraz o el mismo Jerez un polo de desarrollo nuevo.

Queda mucho por hacer --hoy por hoy es imposible saber cuándo saldrá de esa factoría la primera de las 6 millones de toneladas de combustible anual que se prevé refinar--, pero lo hecho hasta ahora es también mucho: poner de acuerdo y generar confianza en socios como los anunciados ayer ya es un trecho que hay que valorar cuantitativamente --por la cantidad comprometida por cada uno de ellos--, como cualitativamente, porque significa que Extremadura atrae riqueza y negocio, que se transformará en bienestar y progreso.