XCxuando España entró en la CEE había un enorme porcentaje de agricultores. Entonces el mecanismo fundamental era la política de protección del mercado, que fue muy positiva en aquellos momentos porque demostró que Europa fue la zona del mundo donde más creció la productividad agraria.

A partir del 90 se pusieron de manifiesto algunos defectos de aquella política proteccionista: la generación de grandes excedentes; la dificultad para sostener los presupuestos; y la orientación de las producciones en función de las ayudas. Así surge la primera reforma, que trata de desvincular en cierta medida las producciones y mercados de las ayudas. Hay que proteger la agricultura, pero hay que competir.

Todas las reformas siguientes fueron encaminadas al mismo fin: mayor competencia y protección a los agricultores, pero no a los productos. Y así hemos llegado a esta última reforma. ¿Qué elementos fundamentales son los que ponen en marcha esta reforma? Yo los comparto y creo que todos debemos hacerlo. Y es que ya no hay una población activa grande como para que sea necesario que haya que proteger sus rentas como un elemento de estabilidad social. La segunda cuestión es que terceros países reclaman mayor apertura de mercado para los productos agrarios, Y la tercera, que la sociedad europea camina por otros derroteros y exige que la agricultura, produzca alimentos y tenga otras funciones, como la preservación del medio ambiente y la seguridad alimentaria.

El cambio era necesario y era obligado corregir algunos defectos. No podemos negar que el sector agrario necesita ayudas para poder mantener el nivel de renta, pero lo que queremos es que las producciones de las explotaciones se orienten a lo que el mercado quiere. Además, que nadie mantenga producciones que no respondan a la demanda de mercado. En ese sentido, el desacoplamiento es positivo. Puede tener elementos negativos, el primero de los cuales puede ser que alguien, amparado en ayudas, irrumpa en producciones que hasta ahora tienen un estatus estable y lo desestabilicen. El segundo elemento negativo es el de tener la tentación de que como me pagan por no hacer nada no hago nada . Pero hay una medida complementaria, que es la condicionalidad, que va a obligar a producir por mantener el sector agrario en condiciones razonables de productividad, ecológicas, de manejo de las explotaciones. Creo que esta reforma es positiva. Es un nuevo revulsivo para que los más eficaces se sitúen mejor. El tercer elemento negativo puede ser la propia deslegitimación de las ayudas.

Lo que queremos es que las producciones se orienten a lo que el mercado quiere. Además, que nadie mantenga producciones que no respondan a la demanda de mercado. En ese sentido, el desacoplamien- to es bastante positivo