Enviamos esta carta, tras leer el reportaje publicado en Periódico Extremadura, para protestar por la situación de los refugiados sirios en diversas zonas de Europa, donde están viviendo en condiciones inhumanas.

Nuestro punto de vista se fundamenta en una crítica directa hacia los gobiernos que practican esa política racista y pedimos que se respeten los derechos humanos con quienes huyen de la guerra que ha destruido un país tan culto y avanzado como Siria, de hecho, en su gran mayoría, son profesionales de formación superior quienes piden asilo, y no terroristas peligrosos. También expresamos nuestra queja de que solamente haya dos países que hayan mostrado una actitud diferente, Grecia y Alemania, y no dejamos de pensar en esto, especialmente, desde aquí, por ejemplo, cuando tantos extremeños fueron acogidos en los años 60 al verse obligados a emigrar en busca de trabajo y bienestar económico.

En este sentido, estas familias podrían elevar la demografía de zonas de Extremadura que han perdido gran parte de su población, como la comarca de Las Hurdes, La Siberia o la campiña portuguesa. Es una paradoja que hoy nosotros no seamos hospitalarios.

PROTESTAR

Tirarse a la calle

Samuel Canales Corchado

Cáceres

Que nos suban el recibo de la luz ocho euros al mes o cien euros al año como decía anteayer el ministro de energía quedándose tan tranquilo, mientras las pensiones suben dos euros al mes de media y los sueldos algo más, es motivo más que suficiente para tirarse al monte o por lo menos salir a la calle a manifestarse.

Si la sociedad civil, es decir los ciudadanos de a pie, no nos organizamos en plataformas cívica y nos manifestamos de forma pacífica pero contundente y masívamente ante este tipo de atropellos y nos limitamos solamente a protestar en la tienda o en el bar, estamos perdidos y los políticos lo saben. No podemos resignarnos a ir a votar cada cuatro años y en ese tiempo no decir ni «mu».

Es preciso y urgente que la sociedad civil en general tomemos conciencia y nos movilicemos independientemente del color político de cada cual, cuando un producto básico como es la electricidad nos sube un 20% de una tacada.

El gobierno debe prever mecanismos y leyes ágiles y diligentes para paliar de una forma u otra estos agravios a la población a la que ellos representan.

APORTACIONES

Pide más que un cura: la avaricia de la Iglesia

Teresa Herrera Romeo

Madrid

Buena base suelen tener los refranes, como el de «pide más que un cura», que critica la legendaria avaricia de muchos clérigos.

Pero esta vez, al menos ha tenido un final aceptable: el cura de Ciudad Real que negó la comunión a una feligresa por dejar de echar dinero al cepillo, enfrentado por ese y otros «detalles» a su pueblo, ha pedido perdón.

Mucho peor es el caso de los obispos alemanes, que mandan literalmente --según creencia-- al infierno al católico que no quiera pagar el impuesto religioso, exigiéndole, con el Estado como brazo ejecutor, que haga una declaración formal de abandonar la Iglesia.

Claro que allí el impuesto religioso lo paga de verdad el que pone la cruz, añadiendo esa cantidad a su declaración de la renta; no como en España, donde no paga nada más, por lo que los dos tercios que no ponen la cruz deben cargar también con la cruz económica de pagarla sin querer; abuso --robo, hablando claro-- y por tanto, pecado del católico que lo hace y de sus avariciosos obispos.