Con motivo de la celebración de las Candelas y del Entierro de la sardina , alfa y omega de nuestro carnaval , se han suscitado diversas polémicas sobre la participación ciudadana, por un lado, y de las comparsas que se agrupan bajo las siglas FALCAB, por otro. Pobres polémicas que en nada ayudan a los fines generales de la gran ciudad en que se está transformando Badajoz, y cuyos carnavales compiten ya por los tres primeros puestos a nivel nacional.

Las asociaciones de vecinos asistimos atónitos a esta guerra absurda que a nadie beneficia, ni siquiera a los que la promueven. Por el gran río Anas (Guadiana), va la barca de nuestro progreso y de nuestro éxito. Eso sí, unos reman para un lado, y otros reman para otro, y mientras el agua pasando. Llegar a buen puerto es difícil en esta tesitura.

Desde el inicio de la recuperación de la tradicional festividad religiosa y profana, que suponen Las Candelas y del no menos tradicional Entierro de la sardina , las asociaciones de vecinos de las barriadas de Santa Marina y de San Roque, con sacrificio de todo tipo, han conseguido levantar y poner muy alto estas populares fiestas.

Algún miembro de la llamada FALCAB se quejaba amargamente de que le llaman pesetero . Como bien dice el refrán: el que se pica, ajos come , aunque a lo mejor lo que comía era alguna picante guindilla de las Vegas Bajas .

Sea como fuere, a los vecinos de todas las barriadas ya les cuesta lo suyo, incluidas las pesetas, poner en marcha estas tradicionales fiestas. Pretender atomizarlas, reducirlas al si tú me das, yo te doy , es luchar contra corriente. Cada barriada puede y debe tener su sitio en el carnaval, y todos debemos apoyar cada iniciativa. Los éxitos están a la vista, pero los fracasos también. RAMON LORENTE DE LA LUNA. Badajoz