WCwon la marcha de María Antonia Trujillo a Madrid, el presidente de la Junta ha aprovechado para reforzar la estructura de su Gobierno, tanto interna como externa, con cambios que van más allá de la mera sustitución de la que será ministra de Vivienda, cuyo puesto lo ocupará la hasta ahora directora general Leonor Martínez-Pereda . Así, Rodríguez Ibarra ha optado por retocar su equipo ante el nuevo escenario que se presenta para Extremadura, al tiempo que avanza en asuntos, como el de la TV autonómica y la portavocía, que el tiempo se ha encargado de demostrar que requieren de cierta exclusividad. De dichas tareas, con rango de consejera, se encargará la joven Dolores Pallero.

Pero si un nombramiento ha sorprendido, ese ha sido el de vicepresidente, puesto al que accede Ignacio Sánchez Amor , con sobrada experiencia y después de haber sido sombra y a la vez luz en el engranaje de las grandes decisiones del Gobierno extremeño. Ibarra retoma así una figura que parecía olvidada, pero sin más ánimo aparente que el de engrasar todos los departamentos de la Junta. Y, a mayores, si algo trae la remodelación es juventud (la media de edad de los tres nuevos cargos no llega a los 37 años), en un lúcido ejercicio político para adelantarse al futuro.