Era inevitable. El anuncio del proyecto de una planta azucarera situada en el término municipal de Mérida, que puede revitalizar el cultivo de la remolacha en las Vegas del Guadiana, ha levantado gran expectación entre los agricultores extremeños. Sin embargo, hay que actuar con cautela. Se trata de un plan que todavía no puede darse por seguro, ya que está a la espera de los trámites y permisos pertinentes por parte de la administración autonómica y estatal y la empresa promotora cuenta con una alternativa solvente en Reino Unido. Sin embargo, lo cierto es que Extremadura tiene potencial por sí sola para cubrir buena parte de las necesidades de esta industria y, aunque los representantes agrarios no se aventuran a realizar pronósticos certeros, todos coinciden en la importancia que alcanzaría la remolacha en la agricultura regional, siendo equiparada a cultivos tan estratégicos como el tomate o el arroz. No se trata de hacer castillos en el aire, pero tampoco de desterrar un proyecto solvente para esta región que puede llegar a ser muy importante en cuanto a generación de riqueza y empleo. La celeridad de los trámites es vital y la administración debe mostrar todo su empeño.