La OCU acaba de publicar un informe en el que concluye que las pequeñas reparaciones domésticas de electricidad y fontanería tienen precios tan dispares que por un mismo trabajo hay variaciones de hasta un 30%; que son frecuentes los abusos, la falta de información y la ausencia de garantías para el consumidor.

Es obvio que no se puede generalizar y que electricistas y fontaneros profesionales no son una rara especie, pero también lo es que muchos ciudadanos podrían contar sus particulares episodios de precios abusivos o trabajos sin garantías de algún ´manitas´. Por todo ello, y a falta de una legislación eficiente y de una respuesta judicial rápida y eficaz (quién se toma la molestia de llevar al juzgado a un fontanero por creer que ha cobrado 100 euros de más?), se impone que el consumidor de estos servicios extreme las precauciones y haga valer sus derechos con carácter preventivo, que es el de conocer el precio y los extras (desplazamiento, etc.) antes de contratarlos.