WLwa decisión del presidente boliviano, Evo Morales , de nacionalizar --con visos claros de expropiación-- todos los yacimientos de hidrocarburos de su país ha tenido una respuesta rápida del Gobierno español, que se siente engañado por el aval que otorgó al proceso electoral que llevó al líder indigenista a la presidencia. El Ministerio de Exteriores ya ha advertido a los diplomáticos bolivianos acreditados en España de las consecuencias que pueden acarrear las decisiones que se están tomando en La Paz. Es una postura que tendrá, si se requiere, el respaldo de todos los países de la UE.

La multinacional española Repsol-YPF es una de las empresas más afectadas por la postura boliviana. Sin duda, la compañía que más ha invertido en la tecnología necesaria para la extracción de gas y petróleo en el país andino. Pero no la única: también lo han hecho petroleras de Brasil, Gran Bretaña y Francia. Si tampoco reciben garantías, no dudarán en acudir a las cortes mundiales del comercio y en propagar la imagen de inestabilidad de Bolivia cara a los inversores.

La reacción firme de Exteriores y la calma de Repsol-YPF son el mejor antídoto a la radicalización de Morales. Aún es tiempo de negociar, sin presiones, pero con mucha claridad.