WBw en Bernanke, presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, tomó el pasado martes una de las decisiones más arriesgadas de su carrera al dejar los tipos de interés en una horquilla que va del 0% al 0,25%. Es decir, el dinero que presta el banco central al conjunto del sistema financiero norteamericano será prácticamente gratis. Tan audaz decisión obedece a la necesidad de dar una respuesta al panorama general de la economía estadounidense, próxima a la deflación (la caída de los precios), un fenómeno mucho más temible que la actual recesión por cuanto adormece el consumo ante la expectativa de que cualquier cosa que compre hoy estará más cara que lo que pueda estar mañana.

Lo que intenta la Fed con esta espectacular rebaja --el único antecedente histórico de tipos al 0% está en Japón, un país que vive desde hace años la caída de los precios-- es reanimar una economía estrangulada por la falta de crédito a empresas y familias. La única forma de que corra el dólar en estas circunstancias es que el dinero sea lo más barato posible.

Pero la estrategia de la Fed tiene sus riesgos. El primero de ellos, de carácter político, es que deja sin margen en la política monetaria a la Administración de Barack Obama, próxima a tomar posesión. De alguna forma, Bernanke ha gastado su último cartucho (¿qué le queda al regulador del precio del dinero si lo elimina?). Muchos analistas se preguntan hoy qué haremos si el enfermo no reacciona con una medicina tan fuerte. Además, el histórico abaratamiento del dinero, unido a la disposición de la Fed de comprar activos a los bancos --principalmente hipotecarios-- a base de poner a toda velocidad la máquina de fabricar dólares conlleva un indudable riesgo de inflación en el futuro. Agitar hoy el fantasma de la inflación en una economía como la de EEUU, en recesión y cuyo índice de precios al consumo ha registrado una histórica bajada del 1,7% en el último mes, parece fuera de lugar, pero la Reserva Federal debe estar muy atenta a no pasarse de la raya y verse sorprendida por una espiral de subida incontrolada de precios.

Los mercados bursátiles, sobre todo Wall Street, parecen haber reaccionado positivamente a la decisión de la Fed, pero en el fondo queda la sensación de que medidas tan inusitadas como dejar los tipos casi al 0% --algo que no pasó ni en la Gran Depresión ni en la segunda guerra mundial-- responden a que el deterioro económico todavía no ha tocado fondo y que, pese a la ansiedad por encontrar signos de recuperación, esta tardará en llegar. Por lo demás, la decisión de la Fed sin duda obligará al Banco Central Europeo a continuar con su política de rebajas de los tipos, situados ahora en el 2,5% en la zona euro, índice a todas luces alto.