El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado por unanimidad una resolución que intenta desatascar la crisis de Irak. La coalición anglo-norteamericana obtiene una forzada aceptación de la legitimidad de su actuación, aunque con los matices nada despreciables que le imponen Francia, Alemania y Rusia. Los más importantes, que el actual consejo gubernamental de Irak es el depositario interino de la soberanía iraquí y que, antes del 15 de diciembre, habrá un calendario institucional claro.

Mientras, y con una crudeza que llama la atención, París, Berlín y Moscú anuncian que, aunque están abiertos a ayudar a la coalición ocupante, ni enviarán tropas ni darán un dólar. Es decir, en la práctica, las tres potencias se reconcilian con EEUU, pero para atender al verdadero problema --la ayuda militar y económica para la pacificación y reconstrucción de Irak-- Bush habrá de presionar, con la nueva resolución en la mano y ya veremos con qué éxito, a países como Pakistán, Corea del Sur y la India. Porque Turquía, el más dispuesto de la lista a colaborar militarmente, encuentra un rechazo comprensible entre los propios iraquís. De momento, la diplomacia de EEUU se ha apuntado una victoria más aparente que efectiva.