TQtuienes hemos defendido la legitimidad y conveniencia del proceso de diálogo para terminar con el terrorismo, lo hemos hecho, en todo caso, esgrimiendo la resolución del Congreso de los Diputados que facultaba y ordenaba al Gobierno a intentar la vía del diálogo para poner fin a la violencia de ETA. Las condiciones de la resolución eran y son muy precisas, en especial en relación con los indicios claros de ETA de poner fin a la violencia .

Hemos asistido, durante un largo periodo, a distintos episodios de violencia y amenaza vertidos desde el universo de ETA. En todos los casos, hasta ahora, la disposición del Gobierno ha sido la de interpretar con generosidad esos sucesos en la dirección de que eran escaramuzas del mundo de ETA para controlar su propio proceso interno. Ahora las cosas han cambiado con el acto de terrorismo llevado a cabo por ETA al robar casi cuatrocientas armas de fuego, lo que constituye, además, un claro indicio de su vocación de seguir teniendo capacidad de ejecutar acciones de violencia. No hay forma humana de acomodar esta conducta a la resolución del parlamento, por lo que no es posible mantener este proceso abierto sin dar un ultimátum claro y preciso a la organización terrorista.

La división entre el Gobierno y la oposición en esta materia ha sido un claro inconveniente para llevar a buen puerto este proceso. Poco importa, a estos efectos, que la cerrazón del PP haya impedido cualquier consenso. Ahora, con la disposición de ETA a violentar este procedimiento, procede reconocer que el Gobierno ha intentado cumplir el mandato del Congreso y certificar que con la actitud de la organización terrorista no es posible llegar más lejos. No hay reproches al ejecutivo pero sí la petición de que acomode sus conductas a la ley.

Frente a los que pretenden que el solo hecho de que ETA no haya vuelto a matar es suficiente causa para consentir sus chantajes, amenazas y actos de terrorismo, se impone el cumplimiento de la ley y de los acuerdos parlamentarios. Insistir en mantener abierto el proceso a pesar de los desafíos de ETA es solo una invitación a que terminen por matar para certificar la persistencia terrorista de la organización.

*Periodista