Es bien sabido que después de la tempestad siempre llega la calma. Y la calma, relativao no obstante y aun con dudas, se hizo presente en los dos últimos días en el panorama financiero internacional, tras una semana de histeria en la que se llegó a cuestionar la solvencia española, a la vista, sobre todo, del dato del déficit público del 2009 (11,4%, dos puntos más de lo previsto) y de la confirmación de que España, a diferencia de otros grandes países europeos, seguía en recesión (caída del 0,1% del PIB en el último trimestre del año).La decisión histórica (es la primera vez que se toma) de la UE y de la zona del euro de acudir al rescate de un país --Grecia-- tiene mucho que ver en la vuelta a la tranquilidad, al menos relativa y momentánea. La forma de ayudar al enfermo griego no podía ser más que exigirle a su gobierno rigor y determinación en el ajuste para reducir un 4% el déficit presupuestario --que está próximo al 13% del PIB--, ya este mismo año, al tiempo que se le ha hecho una llamada de atención a la responsabilidad. No de otro modo puede interpretarse la advertencia, recogida en el primer párrafo del comunicado emitido por la UE, en el sentido de que "todos los miembros de la zona del euro deben llevar a cabo políticas nacionales en consonancia con las normas acordadas. Tienen una responsabilidad compartida en la estabilidad económica y financiera de la zona". Como estaba previsto, Francia y sobre todo Alemania han llevado la voz cantante en el plan de rescate, mientras España anuncia su participación, comprando deuda si es necesario, en un intento de diferenciar con la mayor nitidez posible los casos griego y español.La amalgama entre los tres países del sur de Europa con problemas (España, Portugal y Grecia) también ha saltado por los aires. Tanto la agencia de calificación Moody´s como el diario británico Financial Times han subrayado expresamente que España es diferente de Grecia. La agencia mantuvo además que la calificación de triple A, la máxima nota, para la deuda española está justificada, mientras el periódico atemperaba su sesgo crítico, lo cual es atribuible a la reunión que parte de la cúpula de la Redacción del rotativo mantuvo con la vicepresidenta Salgado. Ha habido otra buena noticia: el diferencial entre el bono español a 10 años y el alemán, índice que fija la prima de riesgo entre una deuda pública y otra, descendió a 80 puntos básicos, cuando el lunes pasado había alcanzado los 100. El euro siguió bajando respecto al dólar, pero este dato no puede considerarse tan negativo como a veces se presenta. Un euro menos fuerte facilitará las exportaciones, sector que, según el exvicepresidente Solbes, debe encabezar la recuperación de la economía. Francia se ha pasado meses reclamando un euro no tan sobrevalorado con relación a la divisa norteamericana.¿La tormenta ha pasado? Es pronto para decirlo porque las incertidumbres continúan y el descenso bursátil de ayer lo manifiesta. Por eso el Gobierno no debe dejar de adoptar decisiones como algunas de las que ha tomado. Lo peor sería creer que el riesgo se ha superado y volver a la dilación permanente.