Al día siguiente de que el Supremo decidiera anular las candidaturas aberzales de Askatasuna y D3M, el atentado de ETA en Madrid contra Ferrovial, una de las empresas comprometidas en la Y vasca, obliga a relacionar ambos hechos. Porque los promotores de las listas prohibidas guardaron ayer, una vez más, un ominoso silencio, mientras el resto de partidos y las organizaciones cívicas condenaban el bombazo. Y porque, justamente, lo que inhabilita a los aberzales para participar en las elecciones es su negativa a condenar el recurso a la violencia y a quienes la practican.

Es más, no es aventurado imaginar que el atentado es la respuesta etarra a la sentencia y la demostración más indiscutible de que la organización, a pesar de estar muy debilitada, tiene recursos suficientes para actuar en cualquier momento y hacer daño.

De forma que, si alguien albergaba alguna duda en cuanto a la resolución de los magistrados, la sucesión de acontecimientos de las últimas horas no hace más que confirmarla. Es decir, que Askatasuna y D3M no son más que derivaciones de Batasuna, y que existe además una relación entre ambas organizaciones, porque candidatos de la primera prestaron su firma a la segunda para poder presentar las listas electorales.