WLw os dirigentes de CiU no han ofrecido una visión apocalíptica de los males que traerá la reedición del tripartito con que amenazaron durante la campaña electoral. Artur Mas y Duran Lleida, resignados aunque dolidos por lo que consideran un engaño de ERC y el PSC a sus electorados, dieron una respuesta serena al pacto que, por segunda legislatura consecutiva, les deja en la oposición en Cataluña y en Madrid.

Sin embargo, no salió de sus bocas ni una autocrítica por no haber alcanzado los objetivos previstos, y Duran insinuó que espera que el PSOE desautorice al PSC antes de dar por acabado el apoyo al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Mira por dónde, el líder de Unió alienta lo que siempre han denunciado los nacionalistas: la españolización de la política catalana y el sucursalismo.

La reedición del tripartito ha provocado una gran preocupación en el PSOE y en el Gobierno de Rodríguez Zapatero, temerosos de que nuevos patinazos de los socialistas catalanes y, sobre todo, de Esquerra y de su presidente, Carod-Rovira, les pongan a los pies de los caballos del Partido Popular. En justa correspondencia al ejercicio de soberanía que han ejercido Montilla y su equipo, los dirigentes de ERC deberían mostrarse en el año y medio que media para las elecciones legislativas como unos socios leales y a la vez cómodos del Gobierno central, del que forma parte precisamente el PSC.