THtace unos días tuve la ocasión de visitar una residencia geriátrica en Trujillo y compartir, de manera breve pero intensa, el calor humano de María , una señora de Guadalupe que tuvo que irse a ese lugar fruto de un susto, que a causa de su soledad, estuvo a punto de costarle la vida. Mi compañero Domingo , el taxista , no tuvo la misma suerte y su más fiel amiga en los últimos tiempos quiso abandonarle a su suerte para que un desgraciado accidente le quitase la vida.

Desafortunadamente son algunos de los muchos casos de abandono y soledad en los que viven inmersos miles de personas, encasilladas en la denominada tercera edad, y que año tras año generan situaciones para nada deseables y desde mi punto de vista, evitables con algún que otro esfuerzo de la sociedad.

El reto del gobierno que dirige Zapatero , ha de estar ahora --del mismo modo que se ha hecho eco de la problemática homosexual, de la conciliación de la vida familiar y de otros importantes aspectos sociales-- en lograr que las personas mayores vivan dignamente sus últimos días, y me refiero fundamentalmente a que sean queridas y mimadas, y no abandonadas a su suerte como si de otro tipo de seres se tratase. Siempre se dice que el dinero, los bienes materiales y las riquezas son la felicidad, pero realmente no sirven de nada, y ciertamente es así, lo que importa es el calor humano, el cariño a cambio de nada y sobre todo, la solidaridad para con los mayores. Queda demostrado claramente con estos y otros ejemplos.

Si por algún momento pensásemos en el futuro que nos espera y siendo objetivos trasladásemos en el tiempo el panorama actual, yo firmo ahora para que ese día no llegase, para que de alguna manera esa situación no se produjese, y pueden estar seguros que mientras que tenga facultades y capacidad para cambiar esa evidente progresión, no me rendiré y tentaré a mi destino para no ser una víctima más de tan terrible escenario, en el que la soledad ocupa, cada vez más, mayor espacio.

*Técnico en Desarrollo Rural