WDwesde que la Dirección General de Tráfico (DGT) fijó con anticipación que durante las vacaciones de Semana Santa iban a morir 100 personas en las carreteras españolas, sólo ha quedado esperar, día a día, a que se cumpliera el pronóstico. Ayer se superó el dato, que minimiza en parte la efectividad del dispositivo de regulación del tráfico de regreso a casa y la campaña publicitaria agresiva que se ideó para llamar la atención de los conductores. Aunque la imprudencia, el descuido o la simple fatalidad justifican buena parte de los accidentes mortales, estos factores no lo son todo. No debe olvidarse la responsabilidad de todas las administraciones por no haber mejorado las carreteras y su señalización, que año tras año presentan las mismas deficiencias, agudizadas en cuanto se prooducen desplazamientos masivos, como ha sido el caso de estos días.

La Semana Santa también ha dejado un rastro dramático en las carreteras extremeñas: cinco personas se dejaron la vida en el asfalto en los nueve accidentes habidos desde el viernes día 7. Y ello sin contar el trágico fin que encontró una pareja de naturales de Cabeza del Buey en Puertollano, cuando fueron atropellados por un coche que participaba en una carrera ilegal.