Presidente de la Asociación Triángulo de Extremadura

Una es mucho mas auténtica mientras más se acerca a lo que ha soñado de sí misma... lo escribió Almodóvar, lo interpretó Antonia San Juan, y es sin duda uno de los momentos más divertidos y emotivos de esa obra casi maestra que es Todo sobre mi madre, quizás uno de los mejores filmes de nuestro internacional director.

Y pienso en ese monólogo mientras aún resuenan en mi cabeza las palabras de dos chicas que no conozco pero que ya considero coherentes, honestas..., auténticas, porque son como se sienten, se quieren entre ellas y así se lo gritan al mundo, porque no sueñan su vida, la viven juntas, que es como quieren vivirla.

Son lesbianas, viven aquí, y han participado en la I Concentración por la Igualdad Social de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales que se ha desarrollado en Extremadura, en Badajoz... y ellas, que se aman, han tomado la palabra en un acto que a muchos nos ha generado una ilusión casi incontenible y, al hablar, han dado lugar al momento más intenso de la concentración, quizá por la fuerza que su espontaneidad les daba, o quizá porque, sin más, hablaban desde sus corazones, porque desde la ternura y el sentimiento se llega mucho más fácilmente a otro corazón.

Y es que pueden seguirnos robando derechos los que nos legislan (que son los que nosotros votamos); pueden hacernos más o menos iguales como ciudadanos; pueden seguirnos asesinando; pueden seguirnos rechazando cada mañana, cada tarde y cada noche; pueden seguirnos concediendo la pena de muerte en muchos países, o simplemente considerándonos como cometedores de delito en 79 países..., pero nada podrá con nosotros si nos sentimos bien con nosotros mismos; si somos capaces de emocionarnos al conocer a quien nos hace vibrar cuando nos mira; si somos capaces de mirar a los ojos a quienes queremos, hermanos, padres, amigos, compañeros, tal como somos, tal como nos sentimos... porque los espacios de libertad los ganamos nosotros, cada uno de los que amamos la vida que tenemos y sentimos, los que no entendemos la pregunta que otros se hacen sobre nuestra normalidad como personas, como hombres y mujeres, porque tan sólo lo somos, sin más; amamos, sin más... y no entendemos ni nos entra en la cabeza que otros se permitan el lujo de decidir sobre lo que tenemos dentro, sobre lo que sentimos. Porque dentro de nosotros no manda nadie más que nosotros mismos.

Y porque si esa fuerza que nos da querernos a nosotros mismos la dejamos ver desde fuera nadie se atreverá a impedirnos hacer lo que queramos con nuestras vidas, porque nuestra fuerza da miedo a los intolerantes, se achican cuando les miramos a los ojos...

Por eso, lo que queda por delante es toda una revolución ciudadana, la legal la seguiremos peleando, pero la de cada uno de nuestros espacios vitales tenemos que ganarla de cerca, de tú a tú, en nuestros ámbitos cercanos. Y hacer como estas dos chicas, que gritaron al viento que son lo que sienten, y no están dispuestas a ceder ni lo más mínimo en lo que no es sino su vida y su futuro, que es su presente. Gritar a toda voz, o gritar desde el silencio y la complicidad, porque hay muchas formas de ganar espacios de libertad entre nosotros, subiendo a un estrado o hablando en público, o simplemente siendo uno mismo donde se vive, sin más, acercándonos cada día más a lo que hemos soñado de nosotros mismos, porque no sé si merece la pena vivir sin respirar. Yo al menos no podría.

Seguiremos buscando cómplices, seguiremos sumando libertades.