Como ya hiciera en su último mensaje de Navidad, el Rey lanzó el jueves un llamamiento a los partidos para que lleguen a "grandes acuerdos" para superar las consecuencias de la crisis económica.

Pero esta vez Juan Carlos ha hecho algo más: está manteniendo una ronda de contactos conel Gobierno, los sindicatos y representantes del mundo económico para informarse de la situación y, en el ámbito de la función moderadora que le reconoce la Constitución, sugerir o estimular acciones que conduzcan al pacto que reclaman algunas fuerzas políticas y la mayoría de la opinión pública.

La reacción de incomodidad a la publicaciónpor este diario de esos contactos, tanto del

Gobierno como del principal partido de laoposición, indica, sin embargo, que ese pacto de Estado no es nada fácil. La vicepresidenta

De la Vega elogió la intención del Rey de "arrimarel hombro", pero la enmarcó a continuacióndentro de una obviedad: que es al Gobierno a quien compete "exclusivamente" la "responsabilidad"de "abordar acuerdos".

La reacción del PP fue aún más descorazonadora: tras mostrar su respeto ante el papel del Rey, trasladó la responsabilidad a Zapatero y, como viene siendo habitual, puso una condición previa antes de hablar de un posible pacto. Este entendimiento, dicen los portavoces del PP, solo será posible si el Gobierno cambia la política económica, lo que incluye bajar impuestos en lugar de subirlos.

Los dos grandes partidos siguen a la greña, en especial el PP, que considera que cualquier acercamiento en la política económica, principal campo de batalla electoral, perjudicará sus expectativas porque el Gobierno capitalizará los resultados de una eventual mejoría.

Tampoco ayuda al pacto la actitud optimista sin remedio de Zapatero y su gusto por la confrontación, aunque en el terreno de los hechos sí que se ha producido, con el anuncio de la reforma de las pensiones y el plan de austeridad, un giro en la dirección que reclamaba la oposición.

Zapatero y Rajoy volverán a enfrentarseel miércoles en el Congreso en un importante debate sobre la política económica contra la crisis. Sería bueno que el Gobierno concretara su plan de austeridad y sus reformas y que el PP presentara su alternativa, incluyendo la explicación de cómo se reduce el déficit bajando los impuestos. Sería un buen momento y el mejor escenario para caminar hacia un pacto que ahora se antoja imposible.