Tras diez años de negociaciones, finalmente el 15 de junio de este año será una realidad el final de las llamadas en itinerancia (el conocido popularmente como roaming) dentro de los países que conforman la Unión Europea. Aunque aún falta el sí definitivo en el Consejo de Ministros y por el pleno del Parlamento Europeo, lo cierto es que los europeos podrán viajar dentro de la UE sin cargos de roaming añadidos, al tiempo que se garantiza a las compañías que podrán seguir ofreciendo precios competitivos ya que se prevé que esta rebaja de las tarifas aumente el consumo de datos por parte de los usuarios sin tener que recurrir a las conexiones wifi para navegar de manera asequible.

Paralelamente a esta novedad en las telecomunicaciones, también ayer se conoció que llega un año más a España, concretamente a Barcelona, el Mobile World Congress (MWC), el gran escaparate mundial de los avances tecnológicos. El MWC llega envuelto en cifras de impacto: 2.200 expositores, 160 delegaciones oficiales y una previsión de visitantes, llegados de más de 200 países, de más de los 101.000 registrados el año pasado y que ya rompieron récords anteriores. Además, las previsiones indican que el congreso tendrá un beneficio económico de unos 465 millones de euros y la creación de 13.200 puestos de trabajos que, aunque temporales, no dejan de ser un alivio en tiempos deprimidos para el mercado laboral español.

Pero la relevancia de la gran cita tecnológica no solo se mide por el volumen de sus cifras. Desde su llegada en el 2006, el beneficio del MWC trasciende los estrictos límites de sus cuatros días de puertas abiertas en las instalaciones de la Feria de Barcelona porque su sombra se extiende durante todo el año debido a la actividad inducida que acompaña al encuentro. El abanico temático de las tecnologías que se exhiben es cada año más amplio y con aplicación en infinidad de situaciones más allá del teléfono móvil, aunque esta sea su fuerza motriz. Los debates, contratos y negocios que se fraguan en el congreso no solo implican a los grandes operadores mundiales de la telefonía representados por sus grandes ejecutivos, sino que ayudan también al desarrollo de numerosas y pequeñas compañías tecnológicas impulsadas por emprendedores con talento que trabajan en la innovación de amplios sectores de la economía productiva y de los servicios sociales.