El exministro británico de Exteriores Robin Cook (Aberdeen, Escocia, 28-2-1946), que en marzo dimitió como líder del Grupo Parlamentario Laborista por la guerra de Irak, exige ahora que se averigüe si hubo razones que justificasen el ataque. Y lo pide cuando se ha sabido que su jefe de filas y primer ministro, Blair, exageró el peligro de las armas de Sadam con informes no contrastados. Ya tenía razón Cook cuando, días después de la ocupación de Irak, exclamó: "Estoy harto de esta guerra sangrienta e injusta". También insistió en esta otra idea: "Creo que con Al Gore como presidente de EEUU ahora no habría guerra en Irak".

Evidentemente, Cook es la izquierda del Partido Laborista, y Blair, el flanco más derechista. Mientras Cook estuvo al frente de Exteriores, Blair le defendió siempre. Incluso de las acusaciones de la exseñora Cook, quien, despechada por el divorcio y nuevo matrimonio de su marido con una secretaria, publicó un libro incendiario (mujeriego y bebedor fueron algunos de los piropos que le dedicó). "Lo importante --contratacó Blair-- es que Cook es uno de los más respetados ministros de Exteriores de Europa". El lance más sonado de su etapa diplomática fue el viaje, en 1998, a Oriente Próximo, en donde calificó de injustos los asentamientos judíos en tierra árabe. A Netanyahu aún le dura el ataque de ira.