Su espectacular victoria del pasado sábado en los 3.000 metros de la Copa de la Reina seguramente haya sorprendido a la propia Rocío Martínez Gragera (Badajoz, 24-9-75). La atleta, uno de los grandes orgullos de la localidad de Montijo, en la que ha vivido siempre, compitió a última hora por la baja por gripe de su compañera Amaya Piedra y su equipo, el Valencia Terra i Mar, apenas confiaba en que obtuviese un tercer o cuarto puesto ante corredoras de la talla de Rocío Ríos o Sara Valderas. Pero Rocío sacó la inmensa clase que le hizo ser la gran esperanza del atletismo regional a principios de los años noventa y se anotó un triunfo de prestigio que sirve para alimentar su inicio de temporada, a medio camino entre la pista cubierta y el cross.

Campeona de España en varias categorías inferiores, internacional en campeonatos mundiales y europeos, careció no obstante en un momento clave de su carrera de suerte con las lesiones. Nadie sabía realmente por qué se había apagado su estrella y se llegó a temer por su retirada, pero arropada por su familia --su hermana Alicia ha sido medallista paralímpica-- y su entrenador, Pedro Tarifa, consiguió rehacer su trayectoria. Al mismo tiempo, terminaba su carrera de Filología Inglesa en la Uex y se preparaba una oposición. Y es que la enseñanza es su segunda pasión, tras el atletismo.