Los dos principales líderes políticos extremeños, Guillermo Fernández Vara y José Antonio Monago, han alcanzado este mes la barrera de los 200 pueblos visitados desde que fuera elegidos, el primero para dirigir Extremadura y el segundo para ejercer de líder de la oposición. Nunca antes la clase política de la comunidad se había tomado tan a pecho la necesidad de patearse los pequeños municipios. Ambos han utilizado los mismos términos para defender que lo hacen para "escuchar de cerca" a los extremeños y compartir sus "problemas" y "esperanzas". Se trata, sin duda, de una iniciativa positiva para ellos, pero también para los alcaldes, concejales y ciudadanos que han tenido la posibilidad de decir a la cara a ambos qué esperan de ellos. Tanto Vara como Monago esperan que esa dosis de cercanía les dé réditos electorales, especialmente al segundo, un gran desconocido para una amplia mayoría de los habitantes del entorno rural extremeño hasta hace un año. Lo importante sería que, al margen de hacerse las fotos de rigor y sumar unos votos, ambos tomaran nota de lo que están aprendiendo y lo volcarán, uno en mejores iniciativas de gobierno y el otro en propuestas de mayor calado.