WTwras 10 votaciones, el empate en la elección del presidente del Parlamento vasco se rompió ayer en cuanto el PNV retiró la candidatura de Juan María Atutxa y presentó como alternativa la de la diputada del mismo grupo Izaskun Bilbao. El partido más votado en las últimas elecciones presidirá, pues, la Cámara, lo que es un signo de normalidad. Pero el tripartito nacionalista no ha podido imponer la reelección de Atutxa, rechazado por todos por la parcialidad en favor del Ejecutivo de Ibarretxe que demostró durante la última legislatura.

En su primer intento de actuar como si mantuviesen una mayoría parlamentaria suficiente, PNV, EA, EB y Aralar se han topado con la realidad que impuso el resultado electoral: no tienen ni un diputado más de la suma de PSOE y PP. Si, una vez superada la designación de la Mesa, la insuficiente mayoría nacionalista no modifica su estrategia, el bloqueo puede repetirse en la elección del lendakari, en la actividad parlamentaria ordinaria y, lo que es peor, en cualquier proceso de reforma del autogobierno, con la llave del desempate en manos de los diputados de EHAK. No parece que sea muy responsable enmarcar en ese escenario político los complejos problemas de Euskadi.