El rosa es el color preferido por la política Roselyne Bachelot-Narquin (Nevers, Francia, 24-12-1946), ministra de Medio Ambiente en el Gobierno francés desde mayo del pasado año. Pero ahora ha de enfrentarse al negro sucio del chapapote y de las bolas de fuel que el océano lleva a la costa atlántica de su país. Y lo hace con una decisión y sentido de lo político que en España, nación que optó por llevar al petrolero Prestige mar adentro, se encontró a faltar. Tuvo tiempo para pensar, pero acertó con la presencia física en la zona y la creación en Burdeos de una delegación expresa.

Demuestra rapidez de reflejos en política y quizá a ello contribuya el que viva el ambiente electoral desde que nació. Su padre, Jean Narquin, antiguo resistente y activo gaullista, la llevó a todas las campañas; y su madre, Ivette, compensó los mítines con acertada literatura feminista. Así se forjó su carácter de mujer muy de derechas, pero opuesta a todo signo machista.

Casada desde muy joven y con un hijo que ahora es su adjunto político, Roselyne Bachelot quiso ser cirujano dentista y trabajó en la farmacia de su marido, pero el padre la ayudó a que en 1988 le sustituyera como diputada del RPF por Maine-et-Loire. Reelegida en 1997, en el 2002 pasó a ser portavoz de Chirac y, meses después, a ministra. Y en ello está, siempre en su sitio.